Los monstruos salen en la oscuridad. Esto es algo conocido por todos, pero lo que no se conoce tanto es que ese es el único momento en el que no se cruzan con los humanos.
Porque ellos nos temen tanto como nosotros a ellos.
La Soledad nunca querrá atraparnos entre sus garras, pues lo
que realmente desea es alejarnos de ella. Sin embargo, todos pensamos que el
mundo conspira para que la abracemos y permanezcamos en su interior.
Y es justo lo contrario.
El mundo nos empuja a relacionarnos, a conocernos, a confiar.
Pues la Desconfianza, como la Soledad, no quiere a nadie a
su alrededor. Cualquiera podría hacerle daño. Lo opuesto a lo que consideramos.
Creemos que la Desconfianza es el motor de nuestros instintos, algo que se
supone que debe proteger nuestra ilusión.
Pero la Desilusión nunca está al acecho, porque tanto ella
como la Soledad y la Desconfianza trabajan mejor solas. No necesitan de nadie
para sobrevivir y prefieren permanecer en las sombras.
Así que no nos asustemos, pues tan solo nos juntaremos con
ellos si así lo queremos. Estos monstruos quieren evitarnos, démosles el placer
de no tener que interactuar con humanos.