miércoles, 10 de abril de 2013

Por una fotografía.

Buenas, gentucilla n.n Veréis, por Ask me han pedido que escriba un relato, y por Twitter me han dicho que lo haga sobre sexo, así que, como adoro seguir consejos en cuanto a la escritura, así lo he hecho. Espero que os guste:

<<En la más siniestra oscuridad brillaba una ligera luz. La chica se adentraba cuidadosa en la habitación, mirando a todos lados. Descubrió en las paredes fotografías de mujeres casi desnudas que, parece ser, como ella fueron a ese lugar para ganar un dinero extra.

Poco a poco se fue acercando hacia la luz, donde, junto a ésta, se hallaba un cómodo sofá de cuero rojo y, sentado en él, se podía averiguar una figura femenina.
La chica se aproximó con cautela y lentamente posó su mano sobre el hombro de aquella figura. La figura, cogida por sorpresa, se sobresaltó pero al instante comprendió que aquella era la nueva mujer a la que debía fotografiar.

La admiró con detenimiento, en silencio, mientras la chica, claramente incómoda, desviaba la mirada.
Recorrió todo su cuerpo con los ojos: morena, de complexión atlética pero muy femenina, ojos marrones, labios carnosos, bonitas curvas, pechos perfectos, un aura tímida, pero segura de sí misma a la vez.

Le gustó. Le gustó mucho.

La invitó a sentarse con un gesto, la chica accedió. Nada más sentarse, la otra mujer se acercó, desplazando con su mano izquierda hacia abajo el tirante del sujetador.
"¿Preparada?" Le susurró. Y la otra, con un tímido movimiento de la cabeza, asintió.
Nadie le había explicado cómo sería la sesión de fotos. Sabía que debía desnudarse, pero poco más. Lo que daba gracias era que, al menos, quien estaba detrás del objetivo fuera una mujer.

Comenzó con unas fotos ligeramente provocativas: tirantes cayendo, escote pronunciado, pelo revuelto... y poco a poco, la cosa empezó a aumentar el ritmo.

"Ahora la camiseta. Quítatela".

La chica obedeció, y se la quitó con esa vergüenza que la caracterizaba.
Unas cuantas fotos más en pose provocativa.

"Ahora la falda".

De nuevo, más fotos provocativas, esta vez en ropa interior. Entonces, se la quedó mirando, sin hacer ninguna foto. Simplemente, admirándola. Y, de golpe y para sorpresa de la chica, ella también se quitó la ropa.

"Así estarás menos incómoda, ¿no?".

En ese momento, no pudo evitar sentirse irremediablemente atraída por ella: rubia, ojos verdes, fuerte, atlética, una sonrisa que encandilaba y una mirada que te hacía olvidar todo lo demás. Emanaba una sensación de seguridad que no había sentido nunca antes.

Al ver que la observaba detenidamente, pudo detectar que la deseaba. Deseaba su cuerpo y la sensación que percibía.

Lentamente, caminó hacia ella, parándose justo enfrente, a escasos centímetros de su piel. Con delicadeza, deslizó la yema de sus dedos sobre el contorno de sus pechos, descendiendo hasta el sujetador,  que se abría por delante. La miró a los ojos, pidiendo permiso y, con una sonrisa como afirmación, le quitó el sujetador. Acto seguido, la otra chica hizo lo mismo con ella, quedándose ambas en bragas.

Una frente a la otra, sin llegar a tocarse pero sintiendo el aliento de la otra. Se estaban retando. ¿Quién sería la primera en dar el primer paso?

La chica rubia no pudo esperar más ante la timidez de la morena y la besó de un modo pasional, dejándose llevar por la lujuria.
Ambas cayeron al suelo y rieron, pero el deseo sólo aumentó. La chica morena se encontraba tendida en el suelo, a su merced, sólo cubierta con un trozo de tela en su entrepierna.
La rubia la besó, desde la frente hasta el vientre, hasta el filo de sus bragas y, cuidadosamente, las fue bajando hasta quitárselas, dejando completamente desnuda a la otra chica. Sin embargo, en lugar de ser consumida por la timidez, fue consumida por el ansia de que aquella mujer la hiciera gritar de placer.
Así pues, cogió la mano de la rubia y la posó en sus labios inferiores. 

“Adelante. Ahora mismo soy toda tuya”.

Tras escuchar esas palabras, se dejó llevar por el olor a sexo. Entrando y saliendo, notando como se humedecía al paso de sus dedos, escuchando con sumo placer el sonido de sus jadeos. Disfrutando de cada momento.
Pero quería más. Quería hacerla chillar. Así que posó su lengua sobre el clítoris y comenzó a jugar con él mientras la seguía penetrando, cada vez más rápido, al compás de los gemidos. Cada vez más fuerte, cada vez más profundo. Quería darle el mayor orgasmo de su vida, el más fuerte de todos. Dejarla exhausta.
Y, con ese pensamiento en mente, le ofreció el sexo más placentero que había tenido jamás, culminándolo con varios orgasmos en los que todo su cuerpo se estremecía de puro gozo y cayendo ambas agotadas sobre el frío suelo, ahora húmedo.

“¿Haces esto con todas las mujeres a las que fotografías?”.
“Con ninguna”.

Su mirada sincera y tranquila la convenció. Aunque le daba igual si era falso o cierto, sólo quería sumirse en un abrazo y, por último, un beso.>>


Espero que os haya gustado. Ejé. Nos vemos en la siguiente publicación n.n